Cosecha y curado en el cultivo de marihuana

 

 

 

 

Conforme avanza la madurez en el cultivo de marihuana, los cogollos se van llenando de THC (entre otros compuestos) por la resina que van soltando los pelillos. Este proceso es continuo, ya que a la a la vez que fabrica o segrega THC, parte del THC se convierte en CBN (no psicoactivo). Hasta que llegue su momento, en este proceso se va destruyendo menos THC del que se forma, y el cogollo cada vez es más rico en THC.

Llega un momento en que vemos que el cogollo no crece más, y no salen pelillos blancos nuevos, o alguno que otro esporádico; pues esto quiere decir que la planta deja de fabricar nuevo THC, y el que ahí se irá convirtiendo poco a poco en CBN que no coloca. Éste es el momento justo para cosechar. Si dejamos la planta más tiempo, parte del THC acumulado se destruirá y la hierba perderá potencia.

Los pelillos de los cogollos empiezan siendo blancos y con el tiempo de floración van cambiando su color a marrón y además cuando están en su madurez para cosechar se puede notar que los cogollos no siguen creciendo ni poniéndose más gorditos como hasta el momento, sino que se estancan en su crecimiento.

No existe un momento exacto del todo para cosechar, pero lo ideal es cosechar cuando del 60% al 90% de estos “pelillos” están ya de color marrón (maduros), esto se puede observar a simple vista y no tiene más complicaciones, basta con mirar los cogollos y comprobarlo por uno mismo.

El margen del % mencionado de pelillos maduros es a gusto del consumidor, mientras que a un 60% el colocón es más espabilado o cerebral, a un 90% el colocón se hace más relajante y narcótico (depende de las variedades también, una índica de por sí tendrá un colocón narcótico, y una sativa será más cerebral, pero dentro de este margen se puede variar controlando el momento de la cosecha), así que… a gusto del fumeta, es cuestión de que cada uno elija.

Una vez nos hemos percatado de que es momento de cosechar, cogemos un machete, o sierra, o unas tijeras de podar… etc., y procedemos a ello, lo más cómodo para cosechar y facilitar las tareas posteriores es cortar rama a rama desde la base y el cogollo del tallo central, o también se puede hacer cogollo a cogollo, de esta forma resulta más fácil después hacer la manicura y el poner a secar también, aparte claro está que el secado será un poco más rápido sin perder efectividad, ya que si colgamos la planta entera nos tardaría bastante más en secar.

Lo primero y más importante que se debe tener en cuenta es que, aunque tengáis la casa llena de cogollos recién cortados, aún quedan dos de las fases más importantes de la producción de marihuana: el secado y el curado. Si estos procesos no se realizan correctamente, la calidad del colocón final se verá tristemente afectada.

SECADO Y CURADO

Estos consejos están dirigidos a aquellos que quieren lograr una marihuana de primera calidad, con una buena potencia y un sabor agradable. La hierba recién cortada debe pasar por un largo proceso para desarrollar todo su potencial. La marihuana no muere en cuanto se corta. Mientras queden restos de humedad dentro de los tejidos se siguen sucediendo reacciones químicas que influyen de forma determinante en la calidad y sabor del producto final. Si te estás fumando la hierba menos de un mes después de cortarla, eres un impaciente. Espera un mes más y será mucho mejor. Al menos, deja que los mejores cogollos de cada planta se sequen y curen bien. Si no puedes aguantarte, fúmate los cogollos bajos y pequeños. Hay que tener muy presente que son necesarios dos procesos para que la marihuana esté bien buena. Por un lado, la hierba se tiene que secar, es decir perder el agua de sus tejidos, para que el THC sea psicoactivo (coloque). Este proceso se denomina secado y dura de una a cuatro semanas, dependiendo del clima. En segundo lugar, se debe curar la hierba.

Durante el curado, se producen reacciones químicas en el cogollo que descomponen la clorofila (lo que da el color verde a las plantas). Gracias al curado, la marihuana tiene un sabor más suave que no irrita la garganta. Además pierde el sabor a “césped” y gana (mucho) en potencia. Para secar la hierba basta con colgarla en un lugar aireado, oscuro y seco. Cuando la parte exterior del cogollo tenga un tacto crujiente se puede empezar a curar. Si la hierba se seca demasiado, el curado no se realiza correctamente. Normalmente, en dos semanas la hierba está lista para empezar a curarla aunque en zonas muy secas puede ser antes y en la costa algo después. El curado de la maría consiste en acabar de secarla muy despacio.

Cuando  los cogollos están crujientes por fuera, aún tienen algo de humedad en el interior.

Introduciremos la hierba en un bote de cristal o una caja de metal o madera tapados. Al día siguiente, la humedad interior del cogollo se habrá repartido y ya no estará crujiente. Durante las próximas semanas abriremos cada día una o dos veces la caja, durante un par de minutos para que se cambie el aire. La maría se va secando poco a poco mientras la clorofila se descompone. La hierba al curarse va perdiendo el color verde intenso conforme pierde la clorofila. El proceso de curado puede durar de dos a seis semanas, hasta que la marihuana alcanza su punto de humedad óptimo.

Normalmente, se dice que la hierva esta lista cuando los tallos se quiebran con un chasquido en lugar de doblarse. Llegado este momento hay que envasar el cannabis para que se conserve en buenas condiciones durante largo tiempo. Si se guarda bien puede durar un año sin perder demasiado. Incluso más. Tres son los principales enemigos del THC: el aire, la luz y el calor. Por tanto, envasaremos la hierba en botes herméticos y los mantendremos en un lugar oscuro y fresco, sin grandes variaciones en la temperatura.

Después de muchos meses de cultivo y otros dos meses de secado y curado, la hierba está, por fin, lista para ser consumida. Para apreciar al máximo sus cualidades, los cogollos se deben cortar con tijeras. De este modo no se pierde la resina entre los dedos y el cannabis mantiene intacto todo su aroma y sabor.

Si eres de los que no pueden aguantar todo este proceso una opción sería secar la hierba en el horno convencional a la temperatura mínima (en torno a 50º C) y con la puerta entreabierta. Es conveniente controlar la hierba cada pocos minutos para que no se seque demasiado. Este sistema es uno de los menos malos pero, aún así, destruye una parte del THC y la hierba no sabe bien y pica demasiado.

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