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Efectos cerebrales del consumo de cannabis

Efectos cerebrales del consumo de cannabis  

Análisis detallado desde una perspectiva neurocientífica y psicológica de los cambios cerebrales por el consumo de cannabis. Efectos sin tolerancia: las drogas en general, generan efectos en nosotros debidos a que contienen sustancias que al pasar al torrente sanguíneo de nuestro organismo llegan al cerebro. Su efecto se origina al ejercer la función de determinado neurotransmisor cerebral. Nuestro estado de ánimo y mental está regulado por los niveles de neurotransmisores en el cerebro.  Así pues una droga que imite, estimule o bloquee determinado tipo de neurotrasmisores, generará un determinado cambio u efecto en el individuo. Experimentamos la alteración de los niveles habituales de neurotransmisores de distintas maneras porque hay un componente subjetivo en la vivencia de estas sensaciones. En el caso del cannabis, el THC (Delta 9 tetrahidrocannabidiol), tiene una estructura molecular similar a nuestra anandamida, sustancia que entra en la cascada de efectos cerebrales de la felicidad. También produce una reducción de la memoria de trabajo, dificultando las actividades con diversos pasos, hace la atención más focal siendo más difícil mantener un hilo mental en distintos puntos. Un estado que puede variar de más tranquilo a más eufórico pero que siempre hace que nos olvidemos de todo lo demás, más concentrado en disfrutar el presente. Unas horas después de su consumo, se produce también cierto aletargamiento o cansancio mental. Que la planta de la marihuana genere esta sustancia es cuanto menos intrigante, la concepción clásica de toxina o intoxicación suena a chiste. Así pues los usuarios ocasionales de cannabis psicoactivo, experimentarán durante unas horas euforia, felicidad, sensibilización emotiva, motivación creativa e incluso humor incontrolable. Los efectos son tan diversos debido a que no sólo contiene THC, los niveles y proporción de THC/CBD/terpenoides es determinante en los efectos psicoactivos de nuestra hierba aunque sólo el THC sea el estrictamente psicoactivo. Rigurosamente hablando, hay descubiertos más de cien cannabinoides (no sólo THC y CBD), con lo cual la combinatoria es casi infinita.

-Efectos con tolerancia: si el consumo de una droga se vuelve cotidiano o continuo, es decir, que el cerebro se halla de forma prolongada bajo unos niveles alterados de neurotransmisores; su tendencia será a compensar generando de forma natural menos neurotransmisores o reduciendo la sensibilidad de sus receptores. En el caso del cannabis, el cerebro de un consumidor asiduo se habrá acostumbrado a generar unos niveles más bajos de serotonina y dopamina para compensar el “exceso” de anandamida. Así pues, necesitará consumir variedades con un nivel de THC más elevado para experimentar los mismos niveles de anandamida en su sistema. Y lo más importante, cuando no esté consumiendo la droga, debido a que el cerebro se ha acostumbrado a trabajar a un nivel base de neurotransmisores más bajo, el consumidor asiduo experimentará cierto nerviosismo y ansiedad, lo que podemos llamar dependencia psicológica. El cerebro, sin la influencia de la droga, tarda un tiempo (semanas) en volver a los niveles normales de neurotransmisores, periodo que el ex consumidor experimentará el “mono”. Hay que tener en cuenta que hay variedades que por sus cualidades psicoactivas y organolépticas tienen una tolerancia muy baja, cómo es el caso de la apreciada Kosher Kush; y lo más importante, cada cultivo, incluso de la misma variedad es único en sus proporciones de terpenos, aceites aromáticos que brindan sabores únicos al paladar a la vez que caracterizan el efecto psicoactivo del THC. Hechos que llevan a los cultivadores a exprimir al máximo las plantas para que cada vez ofrezcan un producto de más calidad y con carácter. Esto hace de la marihuana una droga que difícilmente genera individuos “adictos”, más bien son sibaritas. Esto sí, el propio hecho de ir todo el día bajo los efectos de una droga es de por sí un factor limitante más allá de sus efectos a largo plazo.

-Efectos a largo plazo: después de años de consumo continuo, unos niveles permanentes en el cerebro, pueden generar individuos desmotivados o perezosos conformados en su circuito de recompensa, la ventaja es que en unas semanas el cerebro vuelve a sus niveles normales ante la privación. No hay evidencia histórica de daño cerebral permanente. Lo que si que hay son muchos consumidores con antecedentes o tendencias esquizoides o psicóticas, que son hipersensibles a los cambios de niveles de neurotransmisores en el cerebro. Estas personas pueden tener brotes de enfermedad mental al exponerse a cualquier droga psicoactiva, y no sirven de referente para estudiar el cannabis. Otro punto muy importante es diferenciar bien entre usuarios estrictos del cannabis, y los que asocian su consumo a otras drogas. La asociación tabaco/marihuana genera un efecto más narcótico que agrava los cambios cerebrales compensatorios. Es decir, la nicotina aparte de ser una toxina muy potente, genera un efecto levemente estimulante y una gran dependencia física, con lo que el cerebro de este tipo de consumidor está expuesto a desniveles químicos mucho más violentos que agravan los altibajos emocionales típicos de un adicto (el tabaco sí que genera adicción física).

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